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La lactancia materna es un proceso natural que evoluciona junto al desarrollo del bebé. Durante los primeros meses, muchas familias atraviesan lo que se conoce como crisis de crecimiento o “brotes de crecimiento”: momentos en los que el bebé parece más inquieto, pide pecho con mayor frecuencia y la madre puede sentir que “no tiene suficiente leche”.
Lejos de ser un problema, estas crisis son etapas normales que forman parte del ajuste natural entre la demanda del bebé y la producción de leche materna. Conocerlas ayuda a vivirlas con tranquilidad y confianza.
¿Qué son las crisis de crecimiento en la lactancia?
Las crisis de crecimiento son periodos en los que el bebé necesita más leche debido a cambios en su desarrollo físico o neurológico. Esto se traduce en más tomas, cambios en el comportamiento y una sensación de “hambre insaciable”.
El organismo de la madre responde aumentando la producción de leche gracias a la estimulación frecuente. Por ello, las crisis son pasajeras y suelen durar de 2 a 7 días.
Principales crisis de crecimiento en la lactancia
A continuación, te cuento las crisis más comunes, desde la primera en el segundo día de vida hasta la de los 12 meses.
1. Crisis del segundo día de nacimiento
- Cuándo ocurre: entre las primeras 36 y 72 horas de vida.
- Características: el recién nacido pide el pecho de forma continua, parece insaciable y llora con frecuencia. Esto coincide con la subida de la leche en la madre.
- Qué hacer: ofrecer pecho a demanda, practicar contacto piel con piel y confiar en que el comportamiento es normal. La succión frecuente favorece la instauración de la lactancia.
2. Crisis de los 15-20 días
- Cuándo ocurre: alrededor de la segunda o tercera semana.
- Características: el bebé se muestra muy irritable, pide tomas casi seguidas y puede parecer que nunca queda satisfecho.
- Qué hacer: entender que está aumentando su capacidad gástrica y necesita ajustar la producción de leche. Evitar ofrecer suplementos innecesarios.
3. Crisis de las 6 semanas
- Cuándo ocurre: hacia el mes y medio de vida.
- Características: el bebé quiere estar mucho tiempo al pecho, se mueve inquieto y rechaza el pecho a ratos. La madre puede sentir el pecho “blando” y creer que ha perdido leche.
- Qué hacer: confiar en que el pecho se adapta. El hecho de sentirlo menos tenso no significa que haya menos leche, sino que la producción se autorregula.
4. Crisis de los 3 meses
- Cuándo ocurre: entre la semana 11 y 13.
- Características: es una de las más intensas. El bebé se distrae fácilmente, interrumpe las tomas, se enfada, llora y parece no querer mamar aunque luego pide otra vez. La madre puede angustiarse porque cree que su hijo rechaza el pecho.
- Qué hacer: buscar ambientes tranquilos para las tomas, mantener la paciencia y recordar que el bebé está desarrollando nuevas capacidades cognitivas. Esta etapa suele durar varios días.
5. Crisis de los 6 meses
- Cuándo ocurre: alrededor de medio año, coincidiendo con la introducción de la alimentación complementaria.
- Características: el bebé muestra curiosidad por la comida sólida y, al mismo tiempo, pide el pecho con mucha frecuencia. A veces se enfada porque quiere probar nuevas texturas.
- Qué hacer: seguir ofreciendo el pecho como alimento principal, complementando progresivamente con papillas, purés o alimentos en BLW. La lactancia sigue siendo su mayor fuente de nutrientes.
6. Crisis de los 8-9 meses
- Cuándo ocurre: entre los 8 y 9 meses.
- Características: el bebé desarrolla ansiedad por separación y busca más contacto con la madre. Puede rechazar el pecho durante el día y demandarlo mucho por la noche.
- Qué hacer: aumentar el contacto piel con piel, ofrecer el pecho en momentos de calma y respetar su necesidad de cercanía emocional.
7. Crisis de los 12 meses
- Cuándo ocurre: hacia el año de vida.
- Características: algunos bebés parecen perder interés por el pecho, prefieren explorar y moverse, pero de repente vuelven a demandar lactancia en exceso.
- Qué hacer: entender que la lactancia a esta edad sigue siendo fuente de nutrición y consuelo. Es una etapa de autonomía y descubrimiento, no un rechazo definitivo.
Señales de que tu bebé atraviesa una crisis de crecimiento
- Pide el pecho con más frecuencia que de costumbre.
- Llora o se muestra irritable al mamar.
- Parece insatisfecho después de las tomas.
- Se despierta más veces por la noche.
- El pecho se siente más blando y menos lleno.
Estas señales no son indicio de falta de leche, sino de adaptación fisiológica.
Cómo afrontar las crisis de crecimiento con éxito
Mantén la lactancia a demanda
La clave está en ofrecer el pecho siempre que el bebé lo pida. Cuanto más succione, más leche producirá la madre.
Confía en tu cuerpo
La producción de leche se regula por la ley de la oferta y la demanda. El organismo materno está preparado para ajustarse a las necesidades del bebé.
Evita suplementos innecesarios
Ofrecer leche artificial sin motivo puede interferir en la producción natural. Solo se recomienda bajo indicación profesional. Evita también utilizar sacaleches.
Busca apoyo emocional
Las crisis pueden generar dudas y agotamiento. Hablar con otras madres, grupos de apoyo o asesoras de lactancia ayuda a normalizar la experiencia.
Crea un entorno tranquilo
Durante algunas crisis, sobre todo la de los 3 meses, los bebés se distraen con facilidad. Amamantar en un lugar con poca luz y sin ruidos puede mejorar la toma.
Cuándo consultar con una profesional
Si bien las crisis de crecimiento son normales, conviene consultar en casos como:
- Pérdida de peso significativa del bebé.
- Signos de deshidratación (menos pañales mojados).
- Dolor persistente en la madre al amamantar.
- Sospecha de mastitis u otra complicación.
Si crees que necesitas ayuda, te invito a agendar una asesoría online o presencial en Valencia conmigo.
Conclusión
Las crisis de crecimiento en la lactancia son fases temporales que forman parte del desarrollo normal del bebé. Lejos de ser un signo de problemas, son la forma en que el organismo del pequeño estimula a la madre para producir más leche y adaptarse a sus nuevas necesidades.
Con paciencia, información y apoyo, cada crisis se supera, fortaleciendo el vínculo entre madre e hijo y asegurando una lactancia exitosa y duradera.
Recuerda: tu cuerpo está diseñado para alimentar a tu bebé, y cada crisis es solo un paso más en su crecimiento.

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